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RUTA DESDE FASGAR A COLINAS



(pinchar en mapa para ampliar )




RUTA DE FASGAR A COLINAS. 

Dificultad:media
Tiempo aproximado: todo el día.
Distancia aproximada: 26 km desde Fasgar ( de color rojo en el mapa ).


















Como siempre partimos de Omaña es común a las cuatro rutas que parten de Fasgar , el primer trayecto  de Fasgar hasta el Valle de Campo, que a partir de ya,  denominaré simplemente Campo , que es como los naturales de la zona conocemos este enclave.
Fasgar es el último pueblo del Valle Gordo, en la comarca de Omaña, su acceso es desde Aguasmestas, en la carretera comarcal de La Magdalena a Villablino ( por Omaña ).
Una vez en Fasgar , siempre en dirección oeste,  intuimos el sentido de nuestra marcha, por los horizontes . En todo caso, señalizado,  al final del pueblo a la izquierda, pasando el río, al lado de la ermita cogeremos la pista que nos conducirá inexorablemente a Campo. Pista bien marcada  que a modo de arteria principal nunca abandonaremos y nos abocará al corazón de estas latitudes, Campo.
Camino siempre pico arriba, hasta el collado de Ocidiello o de Campo como a mí me gusta llamar, de 1641 metros de altitud.
Nada más salir dejaremos  a la derecha, en el mismo Fasgar, los valles de Vicicuende, de Fasgarejo y más adelante ,al enfrentarnos a la subida al collado, el amplio valle de Urdiales, flanqueado a la derecha por el Tambarón y a la izquierda por  Los Tres Altos , entre los dos el collado de la Portilla , paso natural para Salientes.
Siempre por la izquierda nos cobija el inmenso abedular de Fasgar, tocado por las imponentes cumbres de Los Arcos del Agua ( 2063 ) y de Peña Cefera  (2012 )a las que podremos acceder por un sendero que parte por la izquierda,  una vez traspasado el “ paso canadiense “, al lado de un estacado , pero eso  es otra historia que ahora no toca.




Metros más arriba pasamos por fontanal  versado y renombrado ,  tres pasos y ya estamos en el collado de Ocidiello. Balcón excepcional, se nos muestra el soñado valle de Campo, de origen glaciar, con tres construcciones bien visibles,  ermita de Santiago,  casa de Donato y allí , junto a los tejos, al fondo,  el chozo de Fasgar. Desde él,  parte la senda que nos llevará al Catoute y a sus estaciones intermedias.
En Campo nace el río Boeza, desde humedales, fuentes y arroyuelos  conforman torticeros meandros que con seguir su fluir, nos desembocará , río abajo en la población de Colinas.
Desde tiempos pretéritos en Campo se encuentra refugio para los peregrinos, caminantes en general, en el chozo antes bien pertrechado y ahora descuidado o en la zona porticada de la  ermita. Ermita de  tradiciones y leyendas  y que la película “ El Filandón” se encargo de divulgar.
Cuentan que en el siglo X en Campo se libró batalla entre las tropas de Ramiro II, y las de Almanzor. Resultando que Ramiro venció a Almanzor y para conmemorar su victoria mando edificar la ermita de Campo en honor a Santiago. Las tropas musulmanas iban comandadas por Martín Moro, natural de Toledo. De ahí el nombre del pueblo de Coinas del Campo del Rey Martín Moro Toledano. 
Según la tradición oral recogida Campo lo fue de Colinas y después de litigios ,pasó a ser de Fasgar. Con todo los Colineses llevan a Campo como un hijo arrebatado. Se dice que la hierba de Campo la acarretaban  a Colinas por el Portillín de los Carros , para bajar por el valle de Susano.
Desde el collado descenderemos  por la pista hasta la ermita y desde este lugar rotonda de direcciones podremos ascender a la cumbres del Catoute o Cerneya o dejarnos llevar a Colinas.

A COLINAS






















Ir y venir a Colinas ,ya sea desde Fasgar o desde la ermita de Campo considero que debemos de contar con el  día completo , para así  poder disfrutar mínimamente de lo que se nos ofrece.
La distancia desde la ermita a Colinas son unos 8 kilómetros, desde Fasgar a sumar 5 más, por lo tanto ida y vuelta   26 , que no está mal.
Desde la ermita, seguiremos el cauce del río, por su margen izquierda , siempre descendiendo y sin más explicaciones, sólo con caminar llegaremos a Colinas, sin dudar.
Merece la pena destacar ,que lo que ahora parece un sendero para uso lúdico , fue camino transitado, se dice que fue calzada romana, apta para carruajes. Nada raro por  los vestigios de explotaciones minerales que  por la zona abundan, siendo la cueva de la Cerneya el más evidente.
Ya en camino, entre la frondosidad de los acebales , persisten  restos de construcciones  que se conocen con el sugerente nombre de Villa Armenia. Pasando estas,  a la derecha por difuso sendero , vadeando el río por  un puente remodelado nos encontramos con el chozo  o Corral de Las Yeguas, bien acondicionado y apto para pernoctar ,si es que los moradores legítimos del lugar  nos lo permiten, como es natural. Habitual es deleitarse con la presencia del lirón gris, siempre hambriento y juguetón, sentir la presencia del jabalí, intuir la presencia del urogallo, el deambular del oso y testimonialmente escuchar el aullar del lobo.
 Nos encontramos en las estribaciones del monte Paleiro, que a nuestra izquierda  sirve de refugio y despensa para la extensa fauna de la zona y refugio de nuestras especies más emblemáticas  en peligro de extinción ya nombradas. Nada extraño , bosque y flora diversificada, peñas escarpadas, agua en abundancia ,  presencia humana esporádica y respetuosa. Mencionar la cantidad de bayas que sirven de alimento  avellanas, arándanos, moras, grosellas, franbuesas, peruchos, serbales, tejos, mostajos etc.  Añorar la abundancia de truchas de antaño, “a cestaos “ la sacaban por el  año  1940 y ahora son testimoniales.
Subrayar la importancia de este enclave, vital y generador de vida salvaje y de recursos económicos para la zona. Me pregunto,  cuantas personas habrán transitado por  aquí. Yo mismo ni lo recuerdo, siempre que tengo oportunidad a todo amigo que se deje no me queda otra que enseñar, nunca quedo mal.


Vamos a seguir camino abajo pues lo que el cuerpo te pide es quedarte ,ver, oír, oler , gustar de este reducto ancestral. Nos encontraremos con una parte de la senda  enlosada ,en una zona de peñascales, descenderemos por un robledal, beberemos agua en la fuente de Gonzalo, vadearemos el río en varias ocasiones, por los pontones  de las Palombas y de Suso , llegaremos a unos antiguos prados y a partir de aquí la senda ya es  camino , nos detendremos en la fuente de San Juliano y entre recios nogales ya vislumbramos  a la ansiada Colinas.







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